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Carga con un estigma del pasado. Una imagen estereotipada y poco valorada socialmente. Dicen los que llevan décadas en esta profesión, que la Enfermería no tiene buen marketing, y como un ejemplo poco feliz recuerdan a Francisca, la enfermera que protagonizaba Antonio Gasalla en El Palacio de la Risa, en la década de los 90. “Malhumorada, ignorante y bruta”, dice algo enojada Mery Acosta, que se recibió de enfermera en 1986 en la escuela del Hospital Británico, la más antigua del país.

“A mí me dolía terriblemente ver ese sketch”, confiesa esta enfermera orgullosa de vocación, que al poco tiempo de comenzar a trabajar tuvo una tarea decisiva que marcó su camino. Ella fue quien cuidó y acompañó en su recuperación al primer paciente trasplantado de médula ósea en el país, en el Hospital Británico. Desde entonces, su especialización es la onco-hematología, y nunca dejó capacitarse. Hace dos años, con 56 recién cumplidos, recibió su título de licenciada en la UCA, y con honores.

 

Acosta dedicó gran parte de su vida al cuidado de los demás. Enfermos o no, individuos que están solos o con el apoyo de sus familiares. Discapacitados y personas en situación terminal. “Sufro al lado de mis pacientes y me pongo tan feliz como ellos cuando se van de alta. Desde que llegué al hospital fui testigo de muchos cambios y avances científicos. Pero nada ha reemplazado la escucha, la compañía y el tiempo que uno le dedica a cada paciente”, sentencia.

Hace más de 30 años que camina por los pasillos del hospital. Se siente allí como en su casa, pero al igual que otros 56.000 enfermeros que ahora están en actividad, se jubilará en pocos años. Para cubrir la escasez de profesionales que tiene el país (hay 2 enfermeros cada 10.000 habitantes, cuando la proporción satisfactoria según la Organización panamericana de la Salud es del doble) distintos programas impulsados por el Ministerio de Salud de la Nación y el gobierno porteño, fijaron como meta -para 2020- la formación de unos 50.000 nuevos enfermeros.

¿Es la enfermería una carrera del futuro? “Absolutamente. Estamos en una época signada por los avances tecnológicos en el sistema de salud y la robótica, y los enfermeros son más necesarios que nunca -señala Teresa Gómez, directora de la escuela de enfermería del Hospital Británico y de la licenciatura que se dicta en la UCA-. El déficit histórico se ve agravado por la falta de incentivos para elegir la carrera, pero es una profesión que no tiene techo. Tiene niveles de licenciaturas y doctorados, y si bien la tarea de cuidado es básica, los estudiantes hoy pueden elegir otras orientaciones como la investigación, la docencia, lo asistencial o la gestión. Incluso hay directores de hospitales que son enfermeros”, refuerza.

“Hay mucho desconocimiento entre los jóvenes y un problema de imaginario colectivo que desprestigia ciertas especializaciones, como la enfermería”, agrega Hernán Sandro, gerente de personal del Hospital Alemán. Sandro se entusiasma al contar que la cantidad de alumnos inscriptos en la escuela de enfermería del hospital, que funciona en convenio con la Universidad del Salvador, triplicó el promedio histórico.

Un total de 136 alumnos fueron becados a través del programa #Potenciate, que el gobierno porteño lanzó el año pasado, que ofrece becas de formación con una inversión 100% privada por parte de las empresas. “Es una profesión que tiene pleno empleo, y la demanda es tan alta que uno de los desafíos más grandes es que los estudiantes no abandonen la formación. Algunos ya salen a trabajar antes de obtener la matrícula, y son muy pocos los que después de obtenerla continúan con la licenciatura”, señala Sandro.

Derribando prejuicios

Jeremías Vázquez tiene 27 años. Cuando era adolescente y vivía en La Pampa, fue asaltado en la calle y herido con un arma blanca. El cuidado que recibió durante esas semanas en el hospital fue decisivo no solamente para su recuperación, también para su futuro profesional. “Me sentí en deuda, y me vi en ese lugar ayudando a otros a recuperarse. El trato cercano que recibimos mi familia y yo durante mi internación de parte de la enfermera fue increíble”, confiesa Jeremías, que luego de haberse recibido de enfermero universitario va por la licenciatura.

Trabaja durante la mañana en el Hospital Británico y va a la Universidad Isalud por la noche. El esfuerzo es grande, dice, pero vale la pena. “Quiero especializarme en traumatología o emergencias, me gusta la adrenalina de trabajar bajo presión”, cuenta Vázquez, que como otro de los estereotipos vigentes menciona una cuestión de género. “¿Vas a estudiar enfermería? Eso es de mina”, le dijaron más de una vez.

“Pero depende de uno romper con esos prejuicios. Enfermeros varones hacen falta, sobre todo en tareas de cuidado donde se necesita más fuerza, como puede ser con un paciente hombre que tiene politraumatismos y que no puede moverse. Somos más que antes pero aún pocos. De 50 que nos recibimos el año pasado en el Hospital Británico, apenas 10 éramos hombres”, cuenta.

Roxana Alegre tiene 28 años. No tiene hijos aún, pero ella se siente como una madre sustituta al cuidado de sus pequeños en la sala de neonatología del Sanatorio Güemes. Se recibió en la Universidad Abierta Interamericana (UAI) de licenciada en enfermería y continuó otros dos años más con la especialización. Conseguir trabajo no es una dificultad para ella. En la edición Expo Empleo Joven que se realizó el año pasado, apenas entregó su CV la respuesta fue inmediata: “Mañana podés venir a una entrevista”, le dijo la supervisora del Güemes, Emilse Lombardi, que reconoce la escasez de enfermeros en todo el país, y sobre todo en especializaciones como pediatría y neonatología.

Para Elizabeth Barrionuevo, enfermera desde hace 32 años, especializada en cuidados intensivos y flamante directora de la carrera que se dicta en la UAI, no hay duda del potencial que tiene la profesión dentro del sistema de salud. “La tarea del cuidado humanitario siempre existió, pero hubo un salto importante para la enfermería en la década del 60, cuando ingresó en la universidad. Aún cuesta que gran parte de la sociedad la valore como tal, todavía carga con un estigma del pasado, pero los enfermeros y enfermeras son verdaderos protagonistas dentro de un equipo de salud”.

El problema de la escasez, explica Barrionuevo, se da a nivel mundial. Tanto en Europa como en América del Norte tienen los mismos problemas. “En Estados Unidos, por ejemplo, la media de enfermeras tiene 50 años, algo similar a lo que sucede aquí, y esperan que una nueva generación de enfermeros pueda revertir la situación”.

Sin embargo, hay otras cuestiones que aquejan al sistema de salud local que le preocupan a Barrionuevo. “En el país existen 53 escuelas donde se dicta la carrera, pero muchas instituciones terciarias no han hecho la articulación con la universidad para tener el título de grado. Con el título intermedio ya pueden salir a trabajar, y allí se produce la mayor deserción. Pero con una formación completa se pueden hacer posgrados, dedicarse a la investigación, la gestión o la docencia. En la UAI entendemos que nuestros alumnos trabajan, entonces pusimos el foco en la flexibilización de la cursada, y hasta tenemos prácticas los domingos, aunque cuesta conseguir docentes”.

A nivel mundial, la relación médico-enfermero es de 9 a 1, una proporción que según la OMS debería ser al revés: 9 enfermeros por cada médico. “La OMS insta a todos los países a dar prioridad al personal sanitario y poner en marcha un plan de acción -dice Teresa Gómez-. Creo que no tenemos buen marketing, pero es una carrera que no tiene techo. La investigación basada en la evidencia habla cada vez más del cuidado seguro y de calidad. Eso, tan importante para la recuperación de un paciente, depende de nosotros”.

Datos y números

  • Hoy existen 2 profesionales cada 1000 habitantes, cuando la relación satisfactoria debería superar los 4 cada 1000
  • Para 2020, se espera que se jubilen 56.000 enfermeros, por eso la meta para ese año es alcanzar la formación de 50.000 nuevos profesionales
  • A nivel mundial, la relación médico-enfermero es de 9 a 1, cuando según la OMS debería ser al revés
  • En la Argentina, se forman enfermeros en 53 universidades y 212 escuelas técnicas con casi 30.000 nuevos inscriptos por año
  • La cantidad de alumnos que abandona la formación cuando obtiene la tecnicatura es alta.
  • En 2016, en la Universidad de Buenos Aires obtuvieron su título solo 4 licenciados de un total de 600 inscriptos
  • Finlandia es uno de los países con mayor número de enfermeros, con una relación de 150 profesionales cada 10.000 habitantes

Fuentes: Ministerio de Salud de la Nación; secretaría de Políticas de la Juventud del gobierno porteño, OMS; OPS, Hospital Británico y UAI

Por: Soledad Vallejos

Fuente: www.lanacion.com

http://www.osinsa.org/2018/06/12/enfermeria-una-carrera-mas-necesaria-que-nunca/